martes, 21 de abril de 2009

El agro teme que se prohíba el glifosato

El conflicto con el Gobierno
El agro teme que se prohíba el glifosato
Es un herbicida clave para la soja; un informe del Conicet y la UBA dice que es contaminante

Martes 21 de abril de 2009 | Publicado en edición impresa
Fernando Bertello
LA NACION
Sensibilizados por cualquier nueva medida del Gobierno que pueda afectar al campo, productores y sectores vinculados con la provisión de insumos rechazaron la posibilidad de que se suspendiera el uso del glifosato, un herbicida clave para el avance de la producción de soja.
La semana pasada, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (Aadeaa) inició un recurso de amparo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que se suspenda la comercialización, venta y aplicación del glifosato y del endosulfán (insecticida). La entidad mencionó un estudio del Laboratorio de Embriología Molecular del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires sobre el supuesto trastorno para la salud humana que produce el glifosato.
En el agro se encendió la alarma. "Estamos ante una arremetida de fondo contra el sector", dijo una fuente de la industria de agroquímicos. "Sería demasiado disparatada la suspensión. Sería como que no se pudiera usar gasoil para los tractores", señaló Guillermo Cal, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes. Cal destacó que no hay estudios científicos serios en la Argentina y el mundo que invaliden el glifosato.
Junto con la soja transgénica y la siembra directa, en la que no se remueve la tierra para facilitar su conservación, el glifosato es una de las patas clave de producción de la oleaginosa. Es un principio activo herbicida cuyo objetivo es el control de las malezas que compiten o pueden llegar a competir con los cultivos por recursos vitales, como luz, agua y nutrientes. Registrado ante el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), se usa en la Argentina desde hace 33 años. En el mundo son más de 140 países los que lo emplean. En la Argentina se venden unos 160 millones de litros por año en un mercado que factura más de US$ 600 millones. La multinacional Monsanto tiene cerca del 40% del mercado y compite con Atanor y otras que importan el producto.
Ayer, una fuente del Senasa dijo que se solicitó al laboratorio que hizo el estudio sobre el glifosato una copia del informe, pero "hasta ahora no lo mandaron". Otros actores del sector también lo pidieron, pero no lo consiguieron. Según Cal, de suspenderse el uso del glifosato "los rindes caerían no menos de un 30/40 por ciento". Santiago del Solar, productor, advirtió que ello llevaría a volver a labranzas con baja productividad y erosión. "Disminuiría la superficie", acotó el productor Arnolfo Calvo.
Mariano Aguilar, director ejecutivo de la entidad que se presentó ante la Corte, respondió: "No tenemos nada contra el campo; buscamos el desarrollo sustentable y que no se haga una suerte de indiscriminada contaminación. Consideramos que el glifosato es contaminante para la vida humana".
La soja transgénica, lejos de los cuarteles
La ministra de Defensa, Nilda Garré, prohibió a las Fuerzas Armadas cultivar soja transgénica en campos propios ubicados en zonas urbanas y suburbanas, así como en adyacencias de barrios e instalaciones residenciales militares, como, por ejemplo, Campo de Mayo. La resolución apunta a "la protección del medio ambiente y a la salud de las personas", según el comunicado oficial. Las Fuerzas Armadas producen soja y otros cultivos que venden en el mercado para obtener recursos que destinan a gastos operativos, como son los alimentos para la tropa y rodeos vacunos y equinos del Comando de Remonta y Veterinaria.

lunes, 20 de abril de 2009

DENGUE Y PLAGUICIDAS

Acerca del dengue, algunos puntos para reflexionar.
En mayor o menor medida los medios de comunicación se han hecho eco de la epidemia[1] de dengue que asola a nuestro país. Ahora bien más allá de enumerar los casos por provincia y las consecuencias sobre la salud , las prácticas de eliminar focos de agua domiciliarios y sobre el avance de las fumigaciones poco se ahonda sobre las causas de este fenómeno y lo que es más importante sobre las consecuencias que las fumigaciones masivas pueden tener sobre la salud de las comunidades afectadas por el dengue y por las dichas pulverizaciones , la mayoría de las veces realizadas de manera desaprensiva, eso es sin tener en cuenta el entorno de donde se realizan.
1- ¿Cuáles pueden ser las causas de la expansión de la enfermedad?
Las causas son múltiples pero se relacionan entre sí. Como se sabe el progreso de la enfermedad tiene que ver con la expansión de las zonas de distribución y las posibilidades de supervivencia del mosquito Aedes aegypty, ambas se hallan relacionadas con el modelo agrícola vigente y el cambio climático, estas a su vez vinculadas entre sí.
Si bien es posible hablar de la multicausalidad de las enfermedades es indudable que el modelo productivo basado en el monocultivo de soja transgénica, la utilización de herbicidas, fungicidas e insecticidas posee su impacto en la tasa reproducción y supervivencia del vector.
En primer lugar la deforestación y quema de bosques y montes, para dedicar las tierras al cultivo de soja, ha determinado la migración de los mosquitos hacia otras zonas donde han encontrado condiciones óptimas para su supervivencia. En este caso también posee una notable influencia el cambio climático en especial la elevación de las temperaturas y el cambio en las condiciones de humedad.
Los huevos embrionarios pueden resistir temperaturas extremas manteniéndose viables entre 7 meses a un año (Almirón, W, 2006)[2].
Dado que en sí mismos los monocultivos son insustentables requieren la utilización creciente de insecticidas y herbicidas con los cual no solo impactan en la supervivencia de los insectos sino en la de sus enemigos naturales.
2- ¿Cómo se relaciona la utilización de plaguicidas con las condiciones de supervivencia del insecto?
Por un lado la utilización de plaguicidas en especial los insecticidas 2, 4 D y Glifosato y de insecticidas como el Endosulfan impactan en el desarrollo de los enemigos naturales de los mosquitos, en este caso sapos y peces que devoran tanto a larvas como a insectos adultos. Estos plaguicidas pueden impactar directamente como así también provocar alteraciones en su desarrollo embrionario [3]y en el sistema nervioso, alterando sus posibilidades de supervivencia. Incluso existen investigaciones sobre alteraciones en el sistema inmunológico de estos animales relacionada con el incremento en la concentración de plaguicidas en el agua de ríos, estanques y lagunas. En este caso esa alteración inmunológica los vuelve más vulnerables frente a bacteria y parásitos.
Un estudio realizado sobre cursos de agua en la provincia de Buenos Aires (Agostini, 2005)[4] se ha comprobado el impacto de las mezclas de plaguicidas sobre la supervivencia de anfibios. Especialmente son importantes los efectos sobre las etapas iníciales de la vida de estos organismos, estado larval. El impacto no letal puede tener consecuencias sobre las condiciones de crecimiento y desarrollo de estos organismos
Por otra parte el incremento en la frecuencia de aplicación como así también en las dosis de estos productos determina la aparición de resistencias genéticas. De esta manera cuantos más químicos se utilizan más resistencias adquieren los insectos. Resistencia que se transmite a las generaciones futuras del insecto. Dicha resistencia puede revestir una doble modalidad: a- la capacidad del insecto de detoxificar – romper, desdoblar- la molécula del plaguicida transformándolo en una sustancia menos peligrosa y b- la posibilidad de generar un exoesqueleto – protección externa de los insectos – más duro con lo cual es más difícil que el plaguicida penetre en el cuerpo. En ambos casos, y siguiendo la concepción darwiniana, de que los más aptos sobreviven, en unas pocas generaciones todos los mosquitos desarrollan resistencia. En esta situación las dosis normales del plaguicida se tornan ineficaces. Por lo generar el incremento en las dosis, el recambio por productos mas tóxicos e incluso el aumento en la frecuencia de aplicación; solo refuerzan el problema.
3- ¿La ampliación de la zona de distribución del mosquito se relaciona con el cambio climático?
Se puede afirmar que sí. El cambio climático que se manifiesta a partir de una elevación de la temperatura y de las condiciones de humedad han propiciado tanto la ampliación de la zona de distribución como el incremento del número de generaciones anuales del mosquito y por ende mejores condiciones para la expansión de la enfermedad. Ahora bien el cambio climático no ha ocurrido naturalmente o por azar, por el contrario se relaciona tanto con el incremento en las actividades industriales, los transportes, la quema de bosques que generan dióxido de carbono como con el descenso en la superficie cubierta por árboles, que absorben ese compuesto. De nuevo hallamos una relación entre el modelo de producción agrícola y la expansión de la enfermedad.
4- ¿Es efectiva la utilización de plaguicidas para disminuir las poblaciones de los mosquitos?
La experiencia demuestra que utilizados aisladamente no resuelven el problema. En primer lugar se debe tener en cuenta que las enfermedades transmitidas por vectores se hallan influidas por múltiples elementos y que centrar las estrategias de control en el ataque químico del vector resulta un enfoque restrictivo e ineficaz. Por lo contario se requiere tomar el problema de manera holística y sistémica incorporando elementos de orden social, geográfico, ambiental y cultural en las estrategias de manejo (Souza Casadinho, J. 2007)[5].
Los plaguicidas solo pueden acabar con las larvas o los adultos que son alcanzados en las aplicaciones, pero como ya fue mencionado los insectos pueden adquirir resistencias.
Además los mosquitos, aunque no se dispersan a grandes distancias, pueden alcanzar los 800 metros en sus vuelos (Almirón, W, 2006)[6]. En este caso los adultos que no alcanzados por los plaguicidas, pueden distribuirse en el ambiente.
5- ¿los plaguicidas utilizados poseen impacto en la salud de las personas?
Si. Aunque se los presente como de “bajo impacto”, “inocuos” “amigables con las personas“, los tóxicos utilizados pueden presentar impactos en la salud de la población alcanzada directamente o por vía indirecta a partir de la contaminación del agua, alimentos, ropa, etc.
En este caso se debe destacar que los plaguicidas son clasificados según su toxicidad específica - potencialidad de causar daño - en cinco categorías, desde los extremadamente peligrosos hasta los productos que “prácticamente no ofrecen peligro”. Muy pocas veces en su categorización se tienen en cuenta las condiciones sociales y ambientales de aplicación, las cuales pueden tornar muy peligroso a un producto clase IV (que normalmente no ofrece peligro) (Souza Casadinho, j. 2005).[7]
Se debe resaltar que en ocasiones las fumigaciones se realizan sin notificar a las comunidades afectadas con lo cual las mismas se hallan expuestas a las partículas del tóxico[8]. Además de contaminarse las fuentes de agua, estanques, aljibes, etc.
Los daños en la salud de los tóxicos utilizados en las campañas contra el dengue, en general plaguicidas que poseen clasificación química piretroide, pueden manifestarse rápidamente, síntomas agudos o por lo contario manifestarse mucho tiempo después de ocurrido el contacto , síntomas crónicos.
Ente los síntomas agudos se hallan; el hormigueo en los parpados y en los labios, irritación en los ojos y en las mucosas, estornudos, vómitos, escalofrió. Entre los síntomas crónicos se hallan, ampollas en la piel, inflamación en los pulmones, disrupción hormonal.[9][10][11]
6- ¿Existe una aplicación correcta o segura?
No. Aunque como en la aplicación de cualquier tecnología, se puede reducir el riesgo durante la aplicación, son tantas las variables que se deben tener en cuenta que el uso seguro es muy poco probable de llevar a la práctica. En los plaguicidas se da el caso de investigaciones sobre efectividad, seguridad de uso y aprobación en situaciones ideales – el laboratorio - para luego ser aplicados en situaciones reales , en las cuales las condiciones económicas - la presión del mercado- , las condiciones climáticas, el acceso a la información suelen influir en las verdaderas condiciones de uso.
Los plaguicidas se aplican sin un conocimiento adecuado de su peligrosidad, de apuro, con personas realizando tareas en las inmediaciones. La venta de productos fraccionados, la escasa información existente en los marbetes, la inexistencia de equipos de protección, la inexistencia de capacitación efectiva de quienes los aplican, resultan a las claras la mejor evidencia de que las condiciones de uso recomendadas no son llevadas a la práctica.

7- ¿Es conveniente fumigar el interior de los domicilios?
Es una técnica de control muy peligrosa dado que los plaguicidas pueden alcanzar la fuentes de agua, la ropa, los alimentos, las alacenas, las mesas, las sillas, etc., con lo cual pueden indirectamente alcanzar a las personas que las habitan. En este caso las partículas del plaguicida pueden quedar adheridas por un lapso de tiempo a diversos enseres domésticos causando problemas de salud a quienes ingieran, toquen o utilicen los elementos contaminados.
Además, como por lo general se utilizan dosis de aplicación más altas que las recomendadas, la peligrosidad en su utilización se incrementa (Souza Casadinho, Javier, 2005)[12].
8- ¿Cuál puede ser la estrategia para prevenir el dengue? ´
Resulta obvio que las condiciones de vivienda, infraestructura sanitaria y saneamiento ambiental constituyen factores de importancia en las condiciones de vida y reproducción de los insectos y por ende deben ser tenidos en cuenta en las estrategias de manejo. Respecto a los factores sociales hay que tener en cuenta las características de la población, sus hábitos, costumbres y niveles de organización.
Se debe tener en cuenta que cualquier medida puede resultar ineficaz si no se logra una reducción sustancial en las condiciones de pobreza junto a una evaluación continua y permanente tanto del proceso puesto en marcha como en el monitoreo de la enfermedad. Entre otras pueden encararse las siguientes medidas;
- Realización de monitoreos epidemiológicos con participación de la comunidad.
- Estratificación epidemiológica y clasificación en zonas de riesgo a las comunidades afectadas
- Drenar ríos y fuentes de acumulación de agua
- Entubamiento de fuentes de toma de agua y desagües.
- Mejoramiento en las condiciones de vivienda, en especial el aprovisionamiento de agua y la colocación de mosquiteros.
- Tapar pozos en calles y rutas
- Controlar y mejorar los sistemas de riego
- Incluir hongos y bacterias en la lucha biológica. Por ejemplo la utilización de bacterias como Bacillus thuringiensis para el control de las larvas de los mosquitos.
- Utilización de mosquiteros solos o impregnados con bajas dosis de plaguicidas.
- Evitar la utilización masiva de plaguicidas

Marcos Paz, abril de 2009


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[1] Cuando una enfermedad o evento relacionado con la salud, supera o excede la frecuencia usual en una población específica, en un lugar y en un período de tiempo determinado, se habla de epidemia o brote. Zulma Ortiz, y otros. - Modulo Nº 6 de epidemiología básica y vigilancia en salud. 2005. Ministerio de salud de la Nación. Bs As, Argentina
[2] Almiron, Walter y Rossi, Gustavo. 2005. Artrópodos de interés médico en Argentina. 2005. Capítulo 11 Mosquitos. Fundación Mundo Sano. Bs. As. Argentina.
[3] Ronco A. y otros. 2008. Integrated approach for the assessment of biotech soybean pesticide impact on low order stream ecosystems of the Pampasic region. En ecosystem Ecology Research Trends. Pp 209.239 Nova Science Publisherc. Inc.
[4] Agostini y otros. (2005) Efecto de la aplicación de pesticidas sobre larvas de anuros utilizando experimentos de campo. III Congreso de Limnología. Cal III. Chascomús. Sociedad Argentina de Limnología.
[5] Souza Casadinho, Javier. 2007. Los contaminantes orgánicos persistentes. Los plaguicidas clorados y sus alternativas. CETAAR- Secretaria de ambiente y desarrollo sustentable. Buenos Aires. Argentina.
[6] Almirón, Walter y Rossi, Gustavo. 2005. Artrópodos de interés médico en Argentina. 2005. Capítulo 11 Mosquitos. Fundación mundo sano. Bs. As. Argentina.
[7] Souza Casadinho, Javier. 2005. Los plaguicidas y los niños. CETAAR ediciones. Marcos paz. Argentina
[8] Tal como ocurrió en Quimilí, Santiago del Estero, el día 1 de abril de 2009.
[9] RAPAL. Revista Enlace nº 44- abril de 1999. Lima. Perú.
[10] Mujeres campesinas e indígenas. Por un trabajo decente y un mundo libre de plaguicidas.2006. RAPAL. Santiago de Chile.:
[11] Plaguicidas alteradores Endocrinos. Revista Enlace Nº 73. Santiago de Chile. Chile.
[12] [12] Souza Casadinho, Javier. 2005. Los plaguicidas y los niños. CETAAR ediciones. Marcos Paz. Argentin

Javier Souza Casadinho
RAPAL
Ing. Agr. Ms. Sc. Javier Souza Casadinho
Red de Acción en plaguicidas y sus alternativas de América Latina RAPAL
Pesticide Action Network PAN
Docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires FAUBA

domingo, 5 de abril de 2009

Queridos amigos:

Cuando una persona es muerta a balazos, nuestras sociedades lo consideran un homicidio y persiguen al criminal. Pero cuando la persona cae víctima de una sustancia tóxica, las leyes no castigan del mismo modo a los responsables.

Condenamos enérgicamente a quienes torturan a sus adversarios políticos, pero no actuamos de la misma forma ante quienes someten a los mismos sufrimientos a sus clientes. Me refiero, por supuesto, a las empresas de tabaco. Los que hemos acompañado a un enfermo terminal de cáncer sabemos que su dolor equivale al de quien ha sufrido tormentos, pero sus victimarios cotizan en la Bolsa.

De este modo, aceptamos que el derecho a un ambiente sano forma parte del amplio campo de los derechos humanos, pero nuestras sociedades están haciendo muy poco para que podamos ejercerlo.

Recordemos que hay numerosas convenciones internacionales referidas a los derechos humanos, desde la que condena la tortura hasta la que protege la niñez, pero la cuestión ambiental sólo hay convenciones referidas a recursos naturales. No hay ninguna que diga que la gente tiene derecho a beber agua limpia y a respirar aire puro, por ejemplo.

De estos temas hablamos en un reportaje que me hizo Fabián Bosoer, en el que pasamos revista a algunas de las mayores urgencias en materia de política ambiental.

En esta entrega ustedes reciben:

· La reciente entrevista que me hizo Fabián Bosoer y publicó en el diario Clarín, de Buenos Aires.

· El recordatorio de mis libros "Historia Ecológica de Iberoamérica", tomos I y II.

· El anuncio de nuestro próximo curso de Derecho Ambiental.

· La obra de arte que acompaña esta entrega es un retrato del científico Alexander von Humboldt, pintado por Friedrich Georg Weitsch en 1806, mientras clasificaba algunas plantas americanas. Las ideas de Humboldt de integrar la conservación de los recursos naturales con la protección de los sectores sociales menos favorecidos fueron seguidas por algunos de nuestros mayores próceres, como el Libertador Simón Bolívar, Manuel Belgrano y José Gervasio Artigas. Aún no han sido llevadas a la práctica.

Un gran abrazo a todos.

Antonio Elio Brailovsky.

ANTONIO ELIO BRAILOVSKY ESPECIALISTA EN MEDIO AMBIENTE Y ECOLOGÍA.

"El medio ambiente sigue siendo el 'patito feo' de los derechos humanos"

Es cada vez más difícil llamar "catástrofes naturales" a incendios, huracanes, inundaciones o sequías cuyos orígenes y consecuencias encuentran claras responsabilidades humanas.


Por Fabián Bosoer

En América latina, el tema ambiental fue incorporado por todas las reformas constitucionales y legislaciones de los últimos años. Sin embargo, no se incluyó explícitamente el derecho a respirar aire limpio, beber agua pura, comer alimentos libres de contaminación. Es decir, el centro está puesto en el ambiente y no en las personas afectadas por ese ambiente. Falta una ética que incluya los derechos humanos de las generaciones futuras. Es el planteo de Antonio Elio Brailovsky, Licenciado en Economía Política de la UBA y una de las figuras más relevantes de la ecología argentina. Es profesor titular de la UBA y la UB y autor de una "Historia ecológica de Iberoamérica" (Capital Intelectual) en dos tomos, que va desde los mayas al Quijote y desde la independencia a la globalización. Fue convencional constituyente de la Ciudad de Buenos Aires y autor del capítulo ambiental de la Constitución porteña. A propósito de incendios o desastres como el de Tartagal plantea que hay que modificar el modo de entender la prevención y la defensa civil.

- Hay una idea bastante extendida sobre la relativa novedad de la conciencia ambiental, debida a fenómenos como el cambio climático, las contaminaciones, el agotamiento de recursos...


- Todas las sociedades tienen que resolver su relación con el entorno porque dependen de ese entorno para sobrevivir. De cómo lo resuelvan depende su futuro, su destino. Uno piensa en sociedades como la Babilonia bíblica o la de Teotihuacán en el Valle de México, las dos entraron en decadencia y se derrumbaron por el mismo motivo: por sobreexigir el suelo en un mismo sistema de riego. Otras sociedades tuvieron mejor suerte. Pero desde la antigüedad cada sociedad humana se plantea este problema. A veces en forma explícita: lo decimos; otras, simplemente sufren las consecuencias.


- Sin embargo, da la impresión de que estamos en un momento en el que esta pregunta -cómo resolver la relación con el ambiente- es nuevamente cuestión de supervivencia.


- Sí, y es la primera vez en la historia humana que aparece como un problema global. Siempre fue un problema local: cómo hacía el conde para que no se erosionaran las tierras de su condado; cómo hacía el faraón de Egipto para mantener lo que Herodoto decía: "Egipto, regalo del Nilo". Siempre fue local el problema, en este momento el cambio cualitativo es que es internacional, porque los problemas son mundiales. Es decir, todos los problemas de la atmósfera, principalmente el cambio climático, no se pueden resolver a escala local. Requieren concertación internacional, acuerdo, discusiones, peleas, conflictos. Este cambio de escala es lo que hace que no sea un problema acá u otro allá, sino que estén interconectados, mucho más de lo que estuvieron en cualquier otra etapa de la historia.

- Esto viene ocurriendo desde hace por lo menos dos décadas. Y mientras tanto ¿cuánto se hizo para enfrentar el problema?

- El cambio climático viene ocurriendo, en realidad, sin que nos diéramos cuenta, prácticamente desde la Revolución Industrial. Tuvimos una Edad Media cálida, un período frío que empezó en el Renacimiento y terminó a mediados del siglo XIX. Y a partir de allí empezó a ir subiendo lentamente la temperatura y empezó este cambio. Tal vez de origen natural, fue acelerado por todos los humos generados por una civilización del fuego. A partir de la Revolución Industrial, primero máquina de vapor, después quema de petróleo, la nuestra es una civilización del fuego. Esto provoca muy ligeros cambios en la atmósfera que provocan muy ligeros cambios en la temperatura. Si hay un pequeño cambio de temperatura, cambia todo, no sólo la temperatura. Cambian las lluvias, los regímenes de lluvia, de grandes tormentas, de inundaciones, de sequías... Y para esto nuestras sociedades no estaban preparadas.

- ¿Y es lo que ocurre, se sigue improvisando?

- Se sigue improvisando. Como cuando escuchamos: "y ahora, ¿qué hacemos frente a la sequía?" Bien, hacia el año 1200, Marco Polo se encontró con que el emperador de China -que ni siquiera era chino, era un invasor mongol- tenía estancias, en las cuales criaba ganado para atender a aquellos poblados que hubieran sufrido un desastre. Cuando pasaba una sequía, una epidemia, les enviaba ganado. Era un "fondo especial de desastres", hecho por Kublai Khan hace ochocientos años. El tipo no sabía dónde iba a haber un desastre ni qué iba a pasar. Si alguna vez había un desastre en alguna parte, tenía el fondo hecho. Tenía ganado. Entonces uno dice: si se podía hacer hace ochocientos años, tener ya el fondo de desastres preparado, ¿por qué no podemos ahora? Así, cada vez que hay un desastre nos ponemos a pensar: ¿y ahora qué hacemos?

- Y en este caso puntual, ¿cómo operaría una respuesta preventiva efectiva frente a desastres?

- Doy un ejemplo fuera de Argentina. El cambio climático significó una ampliación de la franja de huracanes. Cuando llega el huracán Katrina a Estados Unidos, a Nueva Orleans, y destruye la ciudad, no hay nada previsto. Ni formas de evacuación, ni mapas de riesgo, ni asistencia a la población vulnerable. Katrina produce diez mil muertos. Al mes siguiente un huracán de fuerza semejante afecta Cuba. Con mapas de riesgo -es decir "aquí, aquí y aquí puede pasar algo"-, con una población que se enteraba por la radio y la televisión que el grupo tal se va a evacuar. Cada uno agarraba su bolsito y se iba a la parada a esperar el ómnibus, que ya sabía que si alguna vez en la vida lo iban a evacuar, tomaba el ómnibus 4, que lo iba a llevar a tal escuela en tal provincia. Huracanes semejantes: en Estados Unidos, Katrina causó diez mil muertos, huracán Denis en Cuba causó diez muertos. La diferencia entre diez y diez mil es la estrategia de prevención. Nosotros en Santa Fe sabíamos, todo el mundo sabía, todos los hidrólogos lo decían: "Miren que se viene una inundación. Hay que hacer esto". No se hizo nada en prevención, había que volar un terraplén, realizar obras de desagüe, preparar la población que estaba en el bajo...

- ¿A qué lo atribuye? ¿Comodidad, ignorancia; o un atavismo, el de una tierra que siempre provee y nunca se agota?


- Yo creo que hay una visión de corto plazo que viene de nuestra historia. El Derecho Ambiental se incorpora doctrinariamente, pero sigue siendo el "patito feo" de los derechos humanos. Es decir, los organismos de derechos humanos, públicos y no gubernamentales, las defensorías del pueblo, toman marginalmente los temas ambientales. La Constitución incorpora alguna vaga alusión al "ambiente sano" y un montón de convenciones como anexo. Cuando uno mira esas convenciones, no hay ninguna de "derecho al ambiente sano", porque además, no existe. Tenemos Convención Internacional de los Derechos del Niño, Convención Internacional contra la Violencia en la Mujer, Convención Internacional contra la Tortura y no tenemos ninguna convención internacional de derechos al ambiente sano. Tenemos sólo convenciones de recursos naturales: residuos peligrosos, agua, etc. O sea, recursos como objeto. Ahora, cuando uno habla de derechos humanos, uno habla del ser humano. Y deberíamos decir en algún lado: "La gente tiene derecho a tomar agua que sea pura, a respirar aire que sea aire de verdad... a comer alimentos que no tengan plaguicidas".

- ¿Qué es lo que está faltando?


- Hay un hilo conductor de pensadores que hemos tenido y que hemos ido escondiendo y olvidando. Simón Bolívar tenía la misma formación que Manuel Belgrano: habían leído autores semejantes, estaban influidos por Humboldt, y por una cantidad de pensadores que se oponían a la concepción económica dominante. La economía de ese momento -siglo XVIII, principios del siglo XIX- era la de los reyes, el mercantilismo, para la cual la riqueza era el dinero -en aquel momento el oro-. Y lo que ellos planteaban era una economía distinta de los pueblos. Para la economía de los pueblos, la riqueza era el trabajo sobre los recursos naturales. Lo que planteaban tanto Bolívar como Belgrano era que "los pueblos tienen que conservar sus recursos naturales, usarlos de una manera -como ahora diríamos- sustentable". Intentan hacer diseños de explotaciones agropecuarias nacionales, enseñar a cultivar. También los hombres de la Generación del '80, con sus más y sus menos, pensaron el país del siglo siguiente, y Buenos Aires tuvo un sistema de provisión de agua potable y cloacas que fue pionero en el mundo.

- ¿Cuáles son hoy las urgencias en materia ambiental desde las cuales pensar y hacer el mediano plazo?

- El primer tema es el cuidado de las fuentes de agua potable; otro, el de exigir evaluaciones de impacto ambiental, y el tercero, la prevención ante la situación del cambio climático. Es necesaria una estrategia de prevención de desastres: sequías, inundaciones, incendios, explosiones. Hay que superar el viejo modelo militar de la defensa antiaérea pasiva, que consistía en darles instrucciones a los civiles sobre cómo actuar ante un bombardeo del enemigo. Una emergencia no es un tema exclusivo de Defensa Civil, sino de todos los habitantes. Una sociedad resistente a las emergencias debe tener la máxima información posible. Pero claro, eso suele ir en contra de la lógica de los gobiernos, que creen que es mejor no preocupar a la gente.

Copyright Clarín, 2009.